Una vez más nos reencontramos con la gente del Taller de Radio para, como es costumbre ya, pasar unos muy buenos momentos juntos.
Acosados por el frío desde temprano, no tuvimos problema en refugiarnos cómodamente en la Biblioteca Rafael Obligado, nuestro clásico lugar de encuentro.
Amortizamos la tarde con tortas, masitas, galletitas y postres varios de exquisita fabricación casera, todo acompañado por mates, café y te. Las risas estuvieron presentes en todo momento, las anécdotas y los chistes (que en algún momento se pusieron un poco picantes, aunque nadie se sonrojó más de lo habitual) matizados con charlas un poco mas serias en algunos casos hicieron que la tarde se pasara volando en todos los casos.
La muy buena interrelación entre las distintas generaciones que conforman el Taller hace que cada vez que nos reunimos se logre un ambiente muy especial, no sólo de cordialidad y compañerismo, sino de un entendimiento muy reconfortante entre todos los presentes.
La nota la dio el profe, cuando no, al traer una película que, debido a que no estaba en español y el televisor de la biblioteca es pequeño para leer de lejos los subtítulos, no pudimos disfrutar. Aun así la crónica de la tarde fue más que positiva, el calor que proporcionó la calidad humana de cada uno de los integrantes del Taller (alumnos y exalumnos, familiares y amigos) hizo posible que, además de divertida, fuese un domingo para recordar.
Acosados por el frío desde temprano, no tuvimos problema en refugiarnos cómodamente en la Biblioteca Rafael Obligado, nuestro clásico lugar de encuentro.
Amortizamos la tarde con tortas, masitas, galletitas y postres varios de exquisita fabricación casera, todo acompañado por mates, café y te. Las risas estuvieron presentes en todo momento, las anécdotas y los chistes (que en algún momento se pusieron un poco picantes, aunque nadie se sonrojó más de lo habitual) matizados con charlas un poco mas serias en algunos casos hicieron que la tarde se pasara volando en todos los casos.
La muy buena interrelación entre las distintas generaciones que conforman el Taller hace que cada vez que nos reunimos se logre un ambiente muy especial, no sólo de cordialidad y compañerismo, sino de un entendimiento muy reconfortante entre todos los presentes.
La nota la dio el profe, cuando no, al traer una película que, debido a que no estaba en español y el televisor de la biblioteca es pequeño para leer de lejos los subtítulos, no pudimos disfrutar. Aun así la crónica de la tarde fue más que positiva, el calor que proporcionó la calidad humana de cada uno de los integrantes del Taller (alumnos y exalumnos, familiares y amigos) hizo posible que, además de divertida, fuese un domingo para recordar.
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